HND.

Regla número 11: Las lavadoras no se compran para lavar ropa.

Vengo a hablarte de lavadoras, del margen de peligro que hay de teñirte de mandarina (te juro que sería queriendo), de la velocidad de centrifugado que tiene mi tripa al oír tu nombre.
Vengo a hablarte de lo bonito que será ver pasar nuestra vida mientras miramos tu cazadora azul dando vueltas con mi sudadera naranja. Mientras se presentan, se enamoran, y se esconden; metidas en el armario sueñan con volverse a ver. Son Oniria e Insomnia.
Vengo a hablarte de las (no) 22 reglas que hay para conseguir un viaje de aquí a Júpiter. Y adivina en qué vamos. Sí. Con todas las pompas de jabón rompiendo en tu estómago. Sería bonito verte bucear y respirar al mismo tiempo. 
Vengo a hablarte de ti y de mí. Y del desastre que empezó a arder nada más saber tu nombre. Vengo a hablarte del programa 6 de la lavadora. Para corazones delicados. Y de la historia de como yo, cínicamente, conseguí aprender, gracias a ti, para qué sirve una lavadora.

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